Tú y tus colegas con tu flamante telescopio Dobson (fuente: National Archives Catalog, ID 196280) |
Pero no todo iba a ser tan bonito, puesto que el tamaño los hace algo engorrosos de manipular: el camino de casa al coche, o del coche a nuestro lugar de observación, puede ser un suplicio al cargar un tubo óptico de más de un metro de largo; sobre todo si no estás acompañado (suponiendo que te fíes de dejar tu valioso tesoro en manos de otro).
Para mayor tranquilidad, yo decidí hacerme con una bolsa de transporte para el tubo, de forma que estuviese bien resguardado. En concreto, me la jugué comprando la Bolsa de Transporte Geoptik para telescopios Newton de 200mm a f/6 (Aunque las hay también para otros diámetros y focales). Digo me la jugué porque a parte de la descripción y la foto de la tienda, no encontré muchas más imágenes ni opiniones por Internet.
La bolsa la recibí en una caja más bien grandota, acorde con los accesorios que te puedes esperar de este tipo de telescopios. Y la mochila que venía dentro, como podéis imaginar sigue la misma línea. Las medidas que especifica el fabricante 120x25x30 cm son correctas, y mi telescopio Sky-Watcher Dobson de 8 pulgadas y focal 6, cabe perfectamente sin forzar ningún componente. Tanto el enfocador, como el soporte del buscador y el pequeño pomo que trae para manejarlo caben holgadamente. A pesar de entrar sin ningún tipo de forcejeo, el tubo queda totalmente sujeto dentro de la bolsa debido a la acomodación del acolchado a la forma de este.
Vista del interior de la Bolsa Geoptik |
Bolsa Geoptik con mi tubo Sky-Watcher justo antes de la acción. |
En cuanto al transporte, la mochila tiene dos asas centradas con un recubrimiento de goma para mejor agarre y comodidad de la mano. Un tubo de 8 pulgadas y focal 1200 mm no suele pesar más que un pack de 6 botellas de agua, por lo que sin ninguna dificultad se puede cargar en una mano. Sólo hay que prestar atención a las puertas y sitios estrechos para evitar estrellar nuestra joyita contra las esquinas, aunque vaya bien protegida. Con todo esto, el transporte es muchísimo más cómodo que ir abrazando directamente a nuestro tubo y teniendo mil ojos con cómo lo depositamos en el suelo.
Bolsa plegada, lista para guardarla |
Por último, la bolsa a pesar de ser voluminosa, se puede plegar sin problemas y ocupa un espacio relativamente pequeño (cabe perfectamente en mi abarrotado maletero); por lo que si decidís guardar el telescopio fuera de la funda, no os supondrá un gran quebradero de cabeza encontrarle un hueco.
En resumen, con esta mochila realmente he solucionado uno de los principales engorros que me supone cargar con un telescopio Dobson (que para nada es de los más grandes ); y ahora me atrevo a sacarlo más alegremente en busca de cielos oscuros. El inconveniente de la bolsa quizás sea su precio que ronda los 90€ euros. Pero viendo la calidad, si tenéis la misma problemática y sobre todo el dinero para invertirlo, creo que es un accesorio recomendable; tanto para ampliar la vida útil de nuestro equipo como para vencer la pereza de alejarnos de nuestro observatorio habitual y ampliar (mejor dicho oscurecer) horizontes.
Solucionado el transporte, otro asunto es almacenar nuestro telescopio, y más si vivimos en un apartamento en el que no tenemos demasiado espacio. Todo tiene solución, en un próximo post...
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